Tipica noche de todo pensador que sufre de soledad, entre uno y otro pensamiento empiezan los escalofrios por cierta luz que te deja en un estado solido, esa luz que te empieza a helar el alma, pero sin embargo seguirla te da cierta calma, a pesar de que no veo a nadie cerca de mi. En este lapso de sufrimiento, me doy cuenta que lo qué más se me ha olvidado, es vivir, por tanta depresión a la que he entrado, en todo este tiempo perdido que no he vivido, lo único que sucedió y que más me duele es que creo que he perdido mi cuerpo y de tanta ceguera en la que viví veo que ya no queda nada, absolutamente nada, ni siquiera tiempo, he olvidado el significado de pensar y sentir, he olvidado todo, he dejado que todas esas palabras me destruyan, esas miradas absurdas me han quitado, me han arrebatado a mi persona, y que en este mundo mi presencia es una más, ya no estoy aquí con un fin, ya nada más, estoy por estar, y todo esto ha pasado por no decir lo que siento.
Todo eso fue hasta hoy, ya no más el hacerme daño a mi misma, el arrancarme partes de mi cuerpo por el dolor, y todo gracias a esa luz que me ha dado un poco de calor. Gracias a ese calor me di cuenta que he perdido, pero puedo recuperar todos mis sueños que cayeron como hojas, esos sueños que huyeron de mis manos, y todo por que no encontraron amor en mi misma por dejarme guiar y no actuar ante palabras estúpidas por ello, esta absurda soledad.
